jueves, 24 de septiembre de 2009

Una roca

Hoy me siento desterrado de lo humano. El recorrido de mis raíces confluyen en mí mismo, y me muestran tan árido y estéril como el fruto del que brotan mis venas. Bastardo sin derecho a ser huérfano. Hay veces, en que lo más duro, es endurecerse al entender. Y saber al mismo tiempo, que ahí donde la piel se tensa, se coagula la sangre, se oscurece, muere el tejido. Muta la piel del mordido al que muerde. Endurecerse es ahogarse en el océnao al ir convirtiendose uno mismo en el cemento que rodea al cuerpo.
Estoy cansado de estar enfadado y tengo buenas razones para estarlo. Aun así, tener estos sentimientos me hace cuestionarme mi propia humanidad. Creo que algún día seré capaz de rebautizarme a mí mismo. Dejar a la familia que ya tengo en el vínculo, y así no dolerme más. Ser libre, adoptar definitivamente a mis amigos.