martes, 22 de julio de 2008

Marrón

Con la piel deshecha a base de sol o de luz artificial. No son pocas las cosas que me sacan de quicio. No siento el más mínimo orgullo por ello. También lo digo. De escamas, escamada, barro agrietado en medio del desierto. Pocas cosas son tan intensas como la urgencia de lo que violenta sin motivo de peso. Hacía un buen rato que miraba desde la puerta, pero ya con medio cuerpo en la calle. Podía correr, o bien cometería el error que no me dejaría en paz, que no necesitaría lugar alguno para esconderse hasta que yo volviese. Los primeros argumentos que vienen a la mente suelen ser los certeros, los que esquivan el error inminente. Pero también suelen tener menos fuerza.

Mi cuerpo ya había tomado la decisión, dar media vuelta. Por cada dedo se desprende un hilacho de esa piel que se desmigaja como hojaldre. Queda reducido a pequeños fragmentos... He vuelto a equivocarme. Queda su gesto histriónico desfigurando la emoción que intenta evidenciar. Es marrón, definitivamente lo es. Tiene que serlo, por narices.

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